En las cuevas de piedra caliza de Atapuerca, en el norte de España, los arqueólogos han descubierto pruebas de canibalismo prehistórico. Los primeros indicios provienen del Homo antecessor, un antepasado humano que vivió hace casi un millón de años y que parece haber descuartizado y consumido sistemáticamente a sus propios congéneres.
En épocas posteriores, como el Neolítico y la Edad del Bronce, se observan casos más esporádicos. Entre los descubrimientos recientes más inquietantes se encuentra el esqueleto de un niño pequeño de 850 000 años de antigüedad encontrado en la cueva de Gran Dolina, que presenta marcas de cortes y fracturas que sugieren que el niño fue decapitado y devorado.
Estos restos antiguos ofrecen una visión inquietante de los instintos de supervivencia de nuestros primeros antepasados. Haz clic en esta galería para descubrir por qué estos hallazgos son tan importantes para la arqueología y nuestra comprensión de la evolución humana.